La madrugada del gallo, Samuel Muriano
En el programa de EL RINCÓN LITERARIO DE 3 DE NIT de anoche, madrugada del miércoles al jueves 15 de Junio de 2006, Sandra Llabrés y Joana Pol entrevistaron en directo al jovencísimo escritor malagueño Samuel Muriano, quien nos presentó su novela LA MADRUGADA DEL GALLO, a la que está dando los últimos toques con vistas a su publicación.
Desde la radio Sandra y Joana mandaron cariñosos saludos al pueblo de Cártama y en especial a la Concejala del Área de Cultura, Rosa María Porras Gálvez, quien según nos consta siguió el programa a través de internet junto con varios conciudadanos del joven Muriano, promovidos todos ellos por el evento radiofónico. Una vez más, las ondas y las nuevas tecnologías unen a gente de distintas lenguas allende el mar. Simplemente, magia.
Esta noche (y esa madrugada) era muy especial para Samuel y sabíamos que estaba reunido con un grupo de estudio que, tras haber estado preparándose para la "terrible" selectividad, estaba escuchando el programa. Así, pues, besos desde Mallorca también para Adrián, Esperanza, Inma, Andrés...
Esta noche (y esa madrugada) era muy especial para Samuel y sabíamos que estaba reunido con un grupo de estudio que, tras haber estado preparándose para la "terrible" selectividad, estaba escuchando el programa. Así, pues, besos desde Mallorca también para Adrián, Esperanza, Inma, Andrés...
LEMA DEL AUTOR:
“Yo soy yo y mi circunstancia y si no la domino a ella no me salvo yo””, Ortega y Gasset
BIOGRAFÍA Y MANIFIESTO:
BIOGRAFÍA Y MANIFIESTO:
Samuel Muriano nació en Cártama, un hermoso pueblo de Málaga que sigue creciendo.
Su atracción a la literatura comenzó con la poesía desde pequeño y continúo, con trece años, en un taller literario en el que descubrió diversos poetas españoles.
La idea de contar sucesos y llegar al lector de un modo más cercano le hizo escribir relatos, ganando el año pasado un premio local con la historia “Max”.
Escribió a finales del 2005 una novela corta, “La caja de Pandora”, definida por algunos críticos como minimalista y cercana al género cinematográfico.
Ahora se ve enfrascado en una segunda obra, “La madruga del gallo”. Aunque lo que más le gusta es la poesía y ha seleccionado más de 5.000 versos bajo el título “Ese gigante olvidado”. Este libro trata de distintas temáticas como el amor, la soledad, el odio, el capitalismo, además de un conjunto de textos líricos a las mujeres maltratadas.
Debido a la dificultad de publicar en papel impreso por las editoriales, se conforma con compartir sus palabras a través de esa gran ventana que es internet hasta que haga realidad su sueño, ser leído como un autor reconocido.
De sus escritores favoritos destaca a: Bécquer, Lorca, Antonio Machado, Ortega y Gasset, Antonio Skármeta y Edgar Allan Poe.
LECTURA
Primer capítulo de la novela:“La madruga del gallo”
La mañana del gallo
La madrugada trajo consigo un ser maligno que se ocultaba entre la maleza del camino que conducía a Villa Calpes. Los habitantes de la región no se imaginaban la crueldad que les acechaba: dormían y tenían felices sueños que se verían truncados cuando una extraña niebla ocultó el pueblo y lo hizo desaparecer.
A mitad de aquella noche los gallos cantaron al unísono produciendo una canción infernal, y mientras los ciudadanos se levantaban con un sobresalto, una sombra atravesaba las rejillas de las puertas hasta llegar a los pies de sus camas, como humo, y ascendía hacia los rostros de los que, desconcertados por el susto, intentaban con aspavientos apartar la bruma que inevitablemente se introducía por sus narices.
Por la mañana el joven Alfredo se desperezó y salió del cobijo de paja del granero donde tuvo un descanso confortable de la intemperie y fue andando hasta el bebedero de los caballos. Allí se lavó la cara y las manos como de costumbre; se fue al gallinero para coger los huevos que tomaba en el desayuno, pero antes de llegar a la puertecilla del corral se atemorizó al ver el suelo cubierto de sangre, y unos metros más allá el gallo decapitado.
Como era sordomudo de nacimiento no gritó, ni pidió auxilio llamando a los dueños de la finca. Se limitó a correr frenéticamente al caserón de los Monteros. Una vez allí buscó por todas las habitaciones y no encontró a nadie, ni siquiera a Roberta, la vieja ama de llaves que no salía de la casa, siempre servicial a la familia. Muy asustado, el chico decidió ir hasta la vivienda de los Castelar, pero tras un largo recorrido se llevó la misma sorpresa; la puerta principal abierta y ningún alma en ella.
Cuando logró serenarse ante las misteriosas desapariciones, decidió coger uno de los caballos del señor Castelar; la bestia, enloquecida, no se dejaba montar, pero Alfredo se había criado entre el ganado y logró hacerse con ella.
Al trato basto del caballo, a las órdenes dirigidas con el tacón de sus botas de montaña y a las palmadas que le daba para indicarle, el muchacho pudo recorrer las distintas haciendas que se repartían en la extensa llanura del valle. Formaban un conglomerado apartado del linde vertiginoso de cerros que lo rodeaba . En el cortijo de “El Tuerto” todas las gallinas tenían el cuello retorcido y como en el gallinero de los Montero, la tierra humedecida por el color rojo del gallo seccionado.
No tenía ninguna explicación para lo que había ocurrido, se encontraba en un estado de confusión que le obstruía el pensamiento; cuando intentó recordar qué hizo la noche anterior antes de ir a dormir al granero se asustó, porque no lo recordaba. Más aún, había olvidado su vida anterior a la mañana del gallo.
Tenía leves reminiscencia de los lugares y sus personajes, como Roberta, pero no lograba algún recuerdo con ella, ni podía situarse en una escena haciendo algún acto. Sabía que muy temprano desayunaba huevos y que solía dormir entre la paja del ganado y los sacos. Reconocía los terrenos, sabía donde conducían los caminos que se cruzaba mientras trotaba sobre el semental, pero no le servía para saber quién era. Con la pesadumbre que crecía en él a cada instante se abrazó al cuello de la bestia desconsolado, perdiendo el conocimiento a medida que la somnolencia del caluroso agosto le debilitaba los miembros y le resecaba la garganta.
Cuando volvió en sí tenía tanta sed que se dirigió al pozo de donde sacaba el agua para los animales. Tras beber y refrescarse se sobrecogió de encontrarse de nuevo en la finca de los Monteros. Se aterró tanto que empezó a saltar y revolcarse como si se tratara de un loco, tirándose de los pelos y hundiendo los dedos en la tierra.
Abrumado por la locura se quedó dormido, y al despertarse apareció una vez más en el granero, rodeado de paja y de los mismos sacos viejos. Se dejó llevar por el desconcierto y comenzó como antes a patalear y agarrar a puñados la paja desperdigándola de aquí para allá. Al percatarse de que estaba herido en las manos detuvo su frenesí.
Con más calma, aunque mucho más aterrado que la primera vez que se levantó, decidió volver a montar sobre un caballo y buscar el modo de salir de la pesadilla.
El animal no se mostró reacio como el otro, se dejo montar y hasta pudo ponerle el apero, lo que le facilitó la comodidad del viaje. No sabía exactamente donde ir, pero intuía que sería lo más lejos posible de Villa Calpes y eso eran muchos kilómetros de trote.
1 comentario:
Hola a todos.
Me llamo Antonio y soy profesor de Lengua y Literatura de Navarra.
Anoche estuve escuchando el programa y debo decir que me encantó.
En primer lugar me llamó la atención el escritor, Samuel Muriano, que pese a su juventud ha demostrado su valía con este fragmento de su novela. Me encantaría poder leer el resto.
También confieso que me ha causado admiración su trayectoria, ya que ver a un muchacho tan joven dedicado de esa forma a la literatura es algo de admirar; sigue así, estoy convencido que alguien te publicará.
Por último felicitar a Joana Pol y a Sandra por haber creado un espacio radiofónico dedicado a la Literatura y a los jóvenes escritores que quieren abrirse paso por este mundo tan apasionante. ¡Ojala hubiese más programas así!
Un saludo.
Antonio C.G
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