domingo, febrero 18, 2007

Francisco Angulo en Es Racó Literari de 3 de Nit

Juan Gabriel Bauzà le puso voz a la obra de Francisco Angulo, que fue el autor entrevistado en el programa número 40 del Racó Literari de 3 de Nit, con Sandra Llabrés y Joana Pol.



1 LEMA:
No me gustan las historias lineales, por lo que mi novela “LA RELIQUIA” no sigue un orden establecido.

2 BIOGRAFÍA:
Quiero comentaros que soy una persona muy nerviosa y suelo marearme en publico, razón por la cual cada día soy menos sociable.
Francisco Angulo (Madrid, 1976)
Ha estudiado informática, es inventor y un gran entusiasta de los avances tecnológicos, aunque con algunas reservas bien meditadas.
Declara tener una fuerte conciencia por la conservación del medio ambiente lo que le impele a buscar fórmulas que ayuden de un modo práctico a contribuir a la sostenibilidad en el desarrollo de nuestras sociedades. Actualmente ha ideado y patentado diferentes motores ecológicos que espera puedan ser de utilidad para lograr este fin.
En su aspecto artístico, Francisco Angulo es escritor, hace diseño digital y su obra comienza con fuerza mostrando aspectos singulares llenos de una sugestiva vitalidad, humor, intriga e imaginación.

“La reliquia” es mi primera novela que consigue ver la luz aunque llevo escribiendo más de diez años.

He aquí una novela imaginativa, en el ámbito de la ciencia ficción, lo heurístico, lo inusual y, sin duda alguna, lo humorístico, rozando en ocasiones el nonsense y el absurdo al estilo Groucho Marx.
Pero en esta novela, la primera de Francisco Angulo, hay mucho más. Dentro de esa encrucijada que es la trama, empezando con la mirada de Ojos Castaños, en un lenguaje vivo y directo, incluso destartalado en algunas ocasiones y funcionalmente ambiguo, encontramos entrañables personajes como León el Camionero, enamorado del anís Sanblas, Plano, Cagalubias, Ratón, Elías, María o los misteriosos Jardineros... Pero el verdadero misterio llega al final... En el sorprendente relato que nos ofrece Francisco Angulo encontramos la patente de inventos que podrían revolucionar nuestro ámbito social, motivo más que suficientes para abrir estas páginas

Xavier de Tusalle







3 MANIFIESTO:

comentarles a los lectores que en el interior de la novel podemos encontrar algunas de mis patentes, en pro de la sostenibilidad.
Que no sigue una historia lineal, como la mayoría de novelas norte americanas, a las que estamos tan habituados y en las cuales con leer unas cuantas líneas uno ya puede imaginar cual será el final.
LA RELIQUIA es una historia más compleja, escrita para un lector inconformista, dinámico que interactúa hilando la trama, encajando las historias como en un puzzle “ pues a mí tampoco me gusta que me den las cosas masticadas”.

A los directivos de algunas grandes editoriales me gustaría decirles que pasen de vez en cuando por alguna librería, ya que sus estanterías están cada día más vacías de literatura española y más repletas de publicaciones estadounidenses, guías de viaje y libros de cocina.
“Estamos perdiendo generaciones enteras de autores que ven como los cajones de sus casas cada día albergan más manuscritos que nunca llegaran a ver la luz”

Por esta causa hemos creado la asociación de escritores independientes “CIÑE”

4 LECTURA:

“Ojos castaños” pasaba largas horas observándome; no sé lo que vio en mí, pero le encantaba sentarse en la hierba en frente y mirarme detenidamente; lo cierto es que me encantaba contemplarla. Era de altura pequeña, no llegaba al metro y medio, físicamente delgada, tenía una piel morena que solía llevar cubierta con pieles de animales para protegerse del frío; también portaba diferentes adornos en el pelo dependiendo de la época del año: en primavera acostumbraba trenzarse algunas flores y en invierno algunas cintas tintadas de colores; además habituaba ponerse algún adorno colgando del cuello a modo de collar, normalmente alguna tira fina de cuero, y, como joya, alguna concha o figurilla de barro que ella misma modelaba con sus manos. Pertenecía a una tribu que se había establecido cerca de mi posición, en unas cuevas poco profundas, que utilizaban como hogar. “Ojos castaños” tenía una mirada intensa y observaba todo con curiosidad, intentando comprender el mundo que la rodeaba, como si todo formase parte de un mundo mágico; percibía el movimiento en las copas de los árboles provocado por el viento, sostenía sobre su mano insectos con cuidado de no dañarlos, y después de contemplarlos intentando comprender qué eran, los devolvía de nuevo a la tierra. También le encantaba observar los pájaros e imitarlos; acostumbraba divertirse corriendo en círculos a mí alrededor, estirando los brazos y moviéndolos arriba y abajo como si fuese un ave.
En primavera crecía una hierba alta en la pequeña pradera que se encontraba a la izquierda, una pradera de hierba verde y alta, plagada de dientes de león. A “Ojos castaños” le encantaba saltar sobre el verde y con sus saltos se llenaba todo de la simiente de los dientes de león, que eran arrastradas por la suave brisa de primavera. Aquella bella criatura era incansable y podía tirarse horas saltando y jugando a atrapar las semillas que revoloteaban en el viento, cuando ascendían, “Ojos castaños” dejaba de saltar y se quedaba quieta, de pie, con la cara hacia arriba, los ojos cerrados y esperando en silencio. Entonces, algunas empezaban a descender suavemente y caían sobre su cara acariciándola. Me hubiese gustado poder notar aquella sensación, sentir cómo las suaves semillas caían sobre mí como plumas; en algunas ocasiones alguna le entraba en la nariz y la hacían estornudar; eso me parecía muy gracioso, porque “Ojos castaños” se quedaba muy sorprendida, con gesto de preguntarse qué era lo que había ocurrido.
Menos los días de lluvia, venía a verme siempre; era algo que me hacía ilusión y, cuando el día despertaba soleado, la esperaba hasta que la veía aparecer subiendo la pendiente que llegaba hasta mi posición; por lo general, subía tarareando alguna melodía y saltando al caminar.

La llegada de la primavera era una época espectacular: las aves migratorias me sobrevolaban en enormes bandadas; los almendros en flor junto con las bandadas de aves era signo inequívoco de que la primavera estaba apunto de llegar. En primavera todo se llenaba de color y de sonido, los pájaros y las ardillas iniciaban sus rituales de cortejo y todo estaba plagado de vida. “Ojos castaños” observaba siempre con asombro el maravilloso mundo que nos rodeaba; algunos días pasaba la tarde junto a mí y en verano se quedaba hasta el oscurecer; entonces, se tumbaba en la hierba y contemplaba el firmamento; la luz de las estrellas era brillante, y se podían divisar con gran detalle las constelaciones. Se fijaba en las estrellas a través de aquel cielo claro, limpio y cristalino; alzaba la mano y señalaba una estrella, luego la desplazaba señalando otra y sucesivamente hasta formar una figura; era un juego mágico, pues al terminar de hacer la figura esta quedaba iluminada en el firmamento; después se iba apagando suavemente hasta desvanecerse por completo; entonces, dibujaba una nueva figura, y así sucesivamente.

En invierno, a la altura a la que me encontraba, todo se cubría por un manto blanco; era curioso ver cómo la nieve virgen recién caída se llenaba de huellas, de la misma manera que se llena de letras una página en blanco; los animales esperaban en sus madrigueras hasta que dejaba de nevar, y luego salían con prisa, ansiosos por ver aquel magnífico paisaje; todo se cubría de por la gruesa capa blanca, un velo de una blancura perfecta, “Ojos castaños” quedaba muy sorprendida con aquel paisaje; con las primeras nevadas se emocionaba y le encantaba salir a saltar sobre la nieve; otras veces cogía un puñado de nieve en las manos y lo apretaba con fuerza, compactándolo, y luego lo lamía saboreándolo.

“En un principio los hombres inventaron el lenguaje para comunicarse los unos con los otros y, con el tiempo, lo perfeccionaron tanto que las personas dejaron de hablarse por miedo a equivocarse”. Cuando “Ojos castaños” se hizo más mayor, emitía sonidos y hacía gestos intentando comunicarse conmigo. Le encantaba ver cómo crecían las plantas, contemplar cómo, donde antes no había nada, más que tierra, depositando unas semillas poco a poco crecían plantas con hermosas flores y árboles con dulces frutos; así que cada vez dedicó más tiempo a ello, maravillándose de ver crecer aquellos hermosos árboles. sembró diferentes especies y llegó a crear maravillosos jardines, entre los que paseaba con satisfacción contemplando aquel precioso tamiz de la naturaleza. Tuvo una gran familia y enseñó a sus hijos los cuidados que la tierra requerían, los cuidados que las plantas necesitaban y les hizo comprender cómo con tan poco esfuerzo, la naturaleza se lo agradecía ampliamente. Si uno daba de beber a la tierra, ésta le devolvía a uno el favor proporcionándole alimentos.

5 CANCIÓN:

el tema principal de la película “the thin red line”
http://www.youtube.com/watch?v=E44B-IAMtcg

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